jueves, 2 de julio de 2009

LA SOBERBIA DE ELECTROANDINA

Un comentario a propósito de la lluvia de cenizas con que la empresa "inauguró" el año escolar...

Por Fernando San Román B.
Director Responsable – elpolemico@gmail.com

Edición Nº 106, 4 de abril de 2009

Electroandina pareciera aprovechar las fechas importantes o simbólicas de Tocopilla, para recordarnos que no están ni ahí con nosotros y que su único objetivo es generar electricidad, ganar plata y seguir el mismo ciclo para mantener el buen negocio de los gerentes y ejecutivos. Y eso, aunque sea a costa de la salud de la gente.
Este miércoles 4 de marzo, a las 11:10 de la mañana, la termoeléctrica liberó una verdadera lluvia de cenizas sobre el centro de la ciudad, específicamente en la Escuela D Nº 7, Carlos Condell de la Haza.
En La Prensa hablaron algunos profesores, pero no dieron sus nombres. Aunque confirmaron las denuncias de contaminación y mostraron su molestia, lo hicieron anónimamente…
¿A qué le temen? ¿Qué ejemplo les están dando a sus alumnos al actuar así? Es perfectamente comprensible que en esta historia hay intereses poderosos y que aunque parece que estamos en democracia, todavía hay persecución. Pero ese temor y ese silencio -muchas veces cómplice-, tenemos que vencerlo. ¡Hay que atreverse a decir las cosas! ¡Hay que dar la cara! Sobre todo si se trata de defender la salud de los niños y jóvenes.
La otra pregunta que nos hacemos es si ¿acaso la Directora del establecimiento presentó la denuncia ante los organismos competentes? ¿Habrá alzado su voz e interpuesto los reclamos formalmente la Directora de Educación, Norma Tejada? ¿Y el alcalde dónde estaba?
Es lamentable que quienes deben defender a nuestros alumnos no movieron un dedo. Fueron los ciudadanos y apoderados quienes formularon los reclamos ante la CONAMA y otros organismos.
La soberbia de la empresa no tiene límites. En un comunicado emitido un par de días después del “chaparrón” de cenizas, Electroandina reconoce su responsabilidad en este episodio y asegura que evitará cometer estos errores “en la medida de lo posible”; es decir, si es que se puede…
Por otra parte, lo que en un comienzo parecía un firme reclamo de los apoderados, tuvo como contraparte las tibias “disculpas” de la empresa, las que deberían haber sido públicas y no en una reunión en las dependencias de la industria. Y como si eso fuera poco, para “subsanar” el “error” cometido, la empresa decidió regalar uniformes nuevos a los alumnos cuyas ropas fueron manchadas por la lluvia de carboncillo… ¿Podrán, más adelante, regalar pulmones nuevos a nuestros hijos?
Lo único que buscan estas medidas es lavar la corrompida imagen de Electroandina.
Lo que tiene que hacer la empresa es respetarnos. Pero si nosotros no nos hacemos respetar, nadie lo hará…

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